No sé cómo empezar esto. Todas la palabras que
quiero usar dan vueltas en mi cabeza enredándose unas con otras. Empiezo.
Hacía mucho tiempo sabía que el final debía llegar
pero no sabía cuándo tendría el valor de aceptarlo y asumirlo. Y triste o
felizmente ese cuando es hoy.
Los momentos que precedieron a mi decisión
transcurrieron entre amor y felicidad. No tendría sentido abandonarlo todo pero
igual decido hacerlo. No sé qué me deparará, no sé si recordaré los momentos
felices, los rostros de los seres que me rodean, pero igual es el momento
indicado. Es extraño no querer hacer algo pero aun así deber hacerlo. Siempre impulsado
por ese motor invisible que todo lo impulsa, que me impulsa. Todo finalizará rápidamente,
eso lo sé. La verdad no temo al final, ni tampoco temo a qué pueda suceder más
adelante, solo tengo miedo de que me olviden. ¿Será que después de mi partida
me recordarán? ¿Qué recordarán de mí? ¿Me juzgarán como un buen ser? Deseo que
en todo este tiempo yo haya podido dejar amor en todos quienes han tenido
contacto conmigo.
Ahora viene el cómo lo haré. A lo largo de lo
que ha sido una eternidad he conocido de muchos métodos para hacerlo. Yo solo quiero recostarme y
cerrar los ojos.
Sé que muchos no entenderán mi decisión y que
muchos la cuestionarán. Les parecerá irracional y estúpido. Solo les puedo
decir que estoy totalmente de acuerdo, pero algunos tenemos nuestro destino
trazado con antelación y desde siempre he sabido que este es mi destino.
Quisiera despedirme frente a frente pero el
tiempo apremia. Tengo que hacerlo ya. Sin más palabras pero con todo que
decirlo me despido. Con todo mi corazón y alma deseo que la felicidad los
embargue a todos. ¡Adiós!
Se recostó y cerró sus ojos como había decidido
hacerlo. La oscuridad que lo embargó momentáneamente dio paso al más aterrador
de los escenarios, uno que él nunca pudo intuir. Acababa de nacer.
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